domingo, 9 de diciembre de 2007

CON ILUSIONES POR CUMPLIR

CON ILUSIONES POR CUMPLIR

Había una vez, en un pueblecito del Norte de Canadá, un chico y
Una chica llamados, Mark y Emily, estos estaban profundamente enamorados uno del otro, pero ninguno se atrevía a decirlo.
Los dos habían sido amigos de toda la vida, por ello se daban ánimos y se apoyaban uno en el otro.
Mark, era pobre y cuando él tenía solamente ocho años, su padre había desaparecido sin dejar rastro alguno, él lo había pasado muy mal. Con el transcurso de los años lo había ido superando, pera esa espina siempre le quedaría clavada en su gran corazón.
Emily, al igual que Mark también era pobre y vivía en una pequeña casa de madera, con sus padres y su hermano pequeño, que se había roto una pierna al intentar subirse por un árbol muy viejo y hueco.
Él nunca paraba quieto, los padres ya le habían advertido muchas veces que tuviera cuidado que algún día se iba a caer y les iba a dar un disgusto muy grande a todos y no lo iban a poder pagar.
Él siempre decía que no se iba a caer, pero al final le llegaron las graves consecuencias que esperaban sus padres.
Mark y Emily habían quedado en el bosque para ir a dar una vuelta.
Ese bosque era increíble y muy misterioso, no había un solo día que no vieran algún animal, incluso un día, vieron un gran lobo blanco, que aullaba a la luz de la luna llena, que era tan hermosa como grande.
Esa noche iban andando por la helada y blanca nieve, cuando Mark miro hacia la montaña que tenia delante y le dijo a Emily que mirase ella también.
En toda su vida no habían visto una cosa tan bonita como aquella. Era la aurora boreal.
Muchas veces habían oído a la gente de su pueblo hablar de la hermosa aurora boreal y ellos la habían visto cuando eran más pequeños. Pero esa noche no era igual. Esa noche estaba tan brillante y tenía tantos colores, que sin saber muy bien por qué, una gran emoción les invadió de tal manera sus cuerpos, que no pudieron aguantar más y se besaron.
Al día siguiente, cuando Mark se despertó y abrió la ventana notó un frió helador y un resolillo apagado que empezaba a salir entre las montañas que se veían detrás del inmenso bosque, se fue a desayunar y después se duchó, el agua estaba casi congelada y la tuvieron que poner a calentar al fuego. El padre era el que siempre iba a trabajar para ganar dinero pero, con su falta, no tenían apenas dinero suficiente para poder vivir.
Mark, iba todos los días a trabajar, desde el amanecer, hasta la hora del mediodía, y solo libraba los sábados y los domingos, trabajaba de leñador en el inmenso bosque y él se esforzaba al máximo.
Su jefe, era un hombre con muchas tierras y mucho dinero en su poder, pero también era un avaro que no le gustaba compartir ni dar nada a nadie, por ello, el pobre Mark, tenia un sueldo muy bajo, que solo le llegaba para pagar la poca comida que tenían.
Mark cogió su hacha se despidió de su madre y fue al enorme y frondoso bosque contento por que era viernes y al día siguiente no tendría que ir a trabajar.
Se disponía a cortar un árbol que estaba tumbado y medio quemado a causa de un rayo que le había caído en la tormenta de la semana anterior, que fue tan terrible que aparte de caer rayos, se les inundó la casa y tuvieron que dormir en el desván unos cuantos días, sin poder hacer nada por solucionarlo. Cando de repente, un pajarillo blanco, con manchas negras azulonas, se le apareció y se puso a cantar a su lado. Al oírle dejo su hacha y se acercó a él, el pajarillo al verle acercarse, paró un momento de cantar y se disponía a marcharse, cuando se quedó mirando fijamente a Mark y empezó a cantar de nuevo, pero esta vez con más fuerza.
Mark se quedo pensativo, cuando empezó a oír de nuevo esa canción, un montón de sentimientos buenos y de tranquilidad le habían inundado el cuerpo sin saber por qué.
Llegó el medio día, Mark se fue a casa y el pajarillo le siguió.
Cuando entró por la puerta el pajarillo se fue volando hacia el bosque.
Mark iba pensando en que bien iba a estar él al día siguiente con Emily, pero al entrar en la sala para saludar a su madre esos pensamientos cambiaron totalmente.
Los padres de Emily estaban hablando con su madre, la madre de Emily estaba llorando y Emily… ¿Dónde estaba?
Le dijeron que se sentase y le explicaron que Emily se había perdido sin dejar pista alguna. Mark creyó que se le encogía el corazón.
Después de comer cogió su cazadora y se fue al bosque a ver si la encontraba allí, estuvo buscando y buscando, hasta que se hizo de noche. Él no se había dado ni cuenta, por lo preocupado que estaba en ese momento. Hasta que de repente, escuchó a un búho miró a su alrededor y vio que era una noche cerrada, sin luna y con unas pocas estrellas que apenas iluminaban, daba la sensación de que esa noche iba a nevar y bastante.
Al no ver nada no se podía orientar y tenía que ir tocando las ramas y los árboles que estaban por allí, con miedo a que pudiera haber algún animal y le atacase.
Iba andando difícilmente por el bosque, cuando escucho un aullido de un lobo que al principio apenas ni se escuchaba pero a medida que pasaba el tiempo se iba cada vez escuchando más y más cerca.
Ya estaba tan cerca que podía escuchar sus insaciables jadeos a su lado, le había ido siguiendo el rastro hasta alcanzarle.
Ya creía que todo estaba perdido, cuando su mano le pareció que se hundía entre la maleza y los árboles, palpó a su alrededor y toco piedra, estaba a los pies de la montaña y había encontrado una cueva, era su salvación, entro en ella y despistó al lobo.
Decidió meterse más a dentro y echarse a dormir, ya que si salía se volvería a perder.
Cuando se durmió empezó a soñar que había encontrado a Emily y que volvían juntos a su casa, estuvo toda la noche soñando hasta que un pajarillo que estaba en la puerta de la cueva cantando le despertó,
Cuando se acabó de despejar se enfrentó a su dura realidad, aun no había amanecido del todo y estaba dentro de una oscura y fría cueva, perdido en medio del inmenso bosque, pensó que hubiera preferido sin dudas su sueño pero eso no podía ser posible.
Salió de la cueva y vio al pájaro que le había despertado, era el que días antes le había acompañado hasta su casa, le izo ilusión verle y oírle de nuevo cantar.
El pájaro echo a volar, pero se poso en una rama cercana a él y volvió a mirarle y a cantar. Él pensó que quería que le siguiera y más perdido de lo que estaba no podía estar, pero para su desgracia lo de, más perdido no podía estar, no era cierto, para cuando se quiso dar cuenta estaba en una zona del bosque tan densa que no podía ver ni la luz del sol.
En ese momento vio una roca muy grande, se acercó a ella y vio que tenia algo escrito, se acercó un poco más y leyó. “Tu canto me hará recordarte toda la vida”.
Al leerlo, Mark, se quedo quieto y pálido como la nieve, y el pájaro volvió a cantar y él se puso a recordar algo que le había contado hacía ya muchos años, que hasta ese momento habia olvidado. Le habían dicho que hubo una vez un hombre que se hizo muy amigo de un pájaro y para recordarlo toda su vida, habia escrito en una gran roca esas palabras, pero lo que no sabía la gente con certeza era si sería cierto o no porque nunca nadie en la vida, había visto esa roca escrita.
Mark miró a ver si entre la hiedra que subía por la roca habia algo más escrito y encontró algo que decía así “mientras tu sigas vivo yo cantaré mi buen amigo Jon”.
Mark de nuevo se volvió a quedar pálido, incluso estuvo a punto de desmayarse, al recordar que cuando el tenía un año estaba con su padre en el bosque y un pájaro estaba cantando, mientras que él gravaba algo en una roca, su padre, Jon, era el hombre del que hablaba todo el mundo, ese misterioso hombre que era amigo de un pájaro, que en ese mismo instante estaba cantando a su lado sin cesar.
A Mark todo le empezó a encajar excepto una cosa, que en la roca ponía, que el pájaro cantaría mientras él estuviera vivo y…
De pronto apareció una luz de un tono azulado entre los árboles, que iluminó las letras escritas en la roca. El pájaro amigo de su padre empezó a volar hacia ella. Mark no sabía que hacer, si seguirle o no, pero empezó a soplar el viento empujándole hacia esa luz y él fue. La luz venia de algo que parecía… ¿hielo?
Era la entrada de una cueva, mientras entraba oía el eco del pájaro cantando en la entrada.
La cueva era de hielo, caían chuzos de punta del techo y el suelo estaba resbaladizo, al final de la cueva noto una cosa muy extraña, no hacía frió, al contrario, hacía calor, ¿se estaría congelando y no se daba cuenta?, no, porque estaba todo el hielo derretido y en lugar de eso habia un gran lago de agua.
Se acercó al lago, se miró en él y le pareció ver un rostro conocido detrás de él, miró hacia atrás, pero no había nadie, pero volvió a mirar al agua y ahí estaba otra vez, detrás suyo, él se inquietaba cada vez más, se volvió a girar, pero muy lentamente, levantó la cabeza y esta vez si vio a alguien, ¡era Emily!
Se dieron un fuerte abrazo, ella le estuvo contando, como había llegado hasta allí, que se había metido en el bosque por la mañana al irle a buscar y se había perdido, hasta que un pájaro la había guiado hasta esa cueva, la había salvado la vida. Ella le preguntó que hacía allí y como la había encontrado. Él dijo que había salido a buscarla, hasta que se encontró con un viejo amigo de su padre y le guió hasta ella.
Ella al oír eso se extrañó ¿qué hacía un amigo de su padre en medio del bosque, como sabía donde estaba? Él la empezó a contar la larga historia de su padre y su amigo el pájaro que era el que la había salvado la vida llevándola a esa cueva y que… en ese preciso instante escucharon un ruido
Que venía del otro lado del lago, con miedo se cogieron la mano y la apretaron muy fuerte.
El ruido cada vez se iba escuchando más y más cerca y ellos se escondieron detrás de una columna muy gruesa que tenían a su espalda.
Cuando pasó por delante solo pudieron ver su sombra dirigiéndose hacia la entrada.
Cuando se fue salieron de su escondite y pensaron qué comerían, vieron en el lago algún pez ciego, por la oscuridad de la cueva, cogieron unos cuantos y encendieron un fuego para asarlos.
Se pasaron toda la tarde dando paseos y hablando hasta que cayó la noche. Cenaron lo que les había quedado de la comida y se fueron a dormir.
A media noche Merck empezó a sentir frió, se despertó y se dio cuenta de que el fuego ya se había apagado, salió de la cueva para coger más leña pero cuando volvió…
El hombre que habían visto ese día salir de la cueva estaba al lado de Emily. Iba vestido con un abrigo negro, que parecía de piel de jabalí y un gorro puesto en la cabeza, iba descalzo y tenía unas uñas muy largas y barba. A él le entró miedo pero al ver que cada vez se acercaba más a Emily, se abalanzó sobre el hombre quitándole el gorro y cual sería su sorpresa al ver que quien estaba bajo ese gorro negro era… ¡su padre!
Se quedó un segundo quieto y enseguida se levantó, se quedaron mirando, su padre se levantó y se dieron un fuerte abrazo, por sus ojos marrones corrían unas lágrimas de emoción que iban a parar al lago.
En ese momento Emily se despertó y pensó que todo eso era tan solo un sueño hasta que se frotó los ojos y se dio cuenta que no lo era que el hombre que tenía delante de sus narices era de verdad el padre de su amigo Mark, ella también le dio un abrazo y le preguntaron que donde había estado todos esos años que le habían dado por muerto. Él les contó que un día se perdió en el bosque y como estaba nevando muy fuerte se refugió dentro de esa cueva, con la mala suerte que se derrumbó y le golpeo una roca en la cabeza, dejándole sin conocimiento. Cuando se despertó no sabía dónde estaba, ni siquiera quien era.
Les contó también que se alimentaba de lo que conseguía cazar y de frutos silvestres que encontraba por allí.
Con el paso de los años, empezó a tener sueños y a recordar que tenía un hijo y una familia, pero esos pensamientos estaban tan borrosos que no sabía si eran reales o imaginaciones suyas. Pero al verle, supo que no era su imaginación, que era real y le había conseguido reconocer después de tantos años.
Al amanecer decidieron volver a casa, al salir, el pájaro estaba en la puerta esperándoles, el padre de Mark le saludó emocionado, desde que desapareció no se habían vuelto a encontrar, y él a modo de respuesta le cantó al oído. A continuación les indicó el largo y cansado camino de regreso.
Al llegar vieron que la madre de Mark estaba regando unas rosas que tenía en la parte de debajo de su casa, cuando los vio no se lo podía creer, dudó un poco, pero corrió hacia ellos llorando con los brazos extendidos y los dio un tremendo abrazo a los tres.
Le preguntó al marido donde había estado todos esos años, en los que había estado todo el día pensando en él y se lo explicó todo.
Ese día fue el más feliz de sus vidas, no todos los días aparecía una persona a la que habían considerado muerta. Las dos familias se reunieron y celebraron que todos estaban vivos y bien y que Mark y Emily estaban juntos. Después Mark cogió una rosa roja, se la dio a Emily y fueron juntos a una roca, en la que a la vez que cantaba ese increíble pájaro, amigo de su padre, que les había salvado la vida a todos, ellos escribieron.
“Si alguna vez te importa algo de verdad,
Jamás te debes dar por vencido,
Porque no hay otra cosa,
Más fuerte,
Que una ilusión”.
Un año después, Mark y Emily se terminaron casando en una pequeña ermita que estaba en el bosque, el pájaro también fue y estuvo cantando todo el rato.
Se hicieron una pequeña casita de madera en el bosque, junto con las de su familia, y tuvieron un hijo al que llamó Jon como el abuelo.
Todos los días ponían comida a ese pájaro, a cambio él les cantaba esa canción llena de sentimiento y buenos recuerdos.
Jon, con el cariño de todos, empezó a recordar todo a la perfección.
Después del día que regresaron esas dos familias creyeron ser las más felices de todo el mundo y aunque en sus vidas parecía que no había cambiado nada, porque seguían siendo pobres y tenían la misma humildad que siempre, ellos sabían que no era cierto, porque lo que más les importaba no era el dinero, si no saber, que de nuevo estaban juntos y que jamás, nada, ni nadie, les podría volver a separar.
La gente cuenta, que desde ese día, todos los años iban hasta esa cueva y pasaban por esa roca para poderlo recordar todo.
Esto fue transcurriendo de generación en generación y todavía se suele ver a alguna ramita de esa familia visitar el lugar.
También dicen, que algunas personas, de vez en cuando, aún oyen al pájaro cantar, a ese hermoso pájaro que les salvó la vida.
Y como se suele decir, “colorín colorado este mágico cuento, ya se ha acabado”.

¡FIN!

domingo, 25 de noviembre de 2007

DANIEL Y CLIP (cuento presentado)

Daniel y Clip




En una pequeña isla del pacífico, vivía Daniel, un niño de nueve años, de ojos grandes y bastante alto para su edad.

Daniel vivía con sus abuelos en una preciosa casa de madera con vistas a la mar, rodeada de un gran jardín.

Su abuela Lucía era la mejor cocinera del mundo y su especialidad era la tarta de chocolate, siempre cocinaba a Daniel todo lo que a él más le gustaba.

Su abuelo también le quería mucho y le contaba preciosas historias de cuando era marinero y recorría mares y océanos conociendo diferentes países, personas y culturas, además le llevaba a pescar, también le dejaba que le ayudara en su taller de inventos. Blas, que era como se llamaba su abuelo le encantaba hacer artilugios que generalmente no servían para nada; como la vez que inventó las asas para las tostadas y salió ardiendo la tostadora o los zapatos especiales para la nieve, que eran como dos pequeños trineos, en una isla que nunca nevaba y además probándolos en la playa era algo ridículo, pero a Blas le hacía feliz.

Daniel, sin embargo, era un niño que casi siempre estaba triste porque era el único niño que vivía en la isla y no podía jugar con otros niños. Sólo sonreía cuando iba a donde el viejo profesor Gonzalo, que estaba jubilado hace cinco años, pero era él que le daba clases, ya que en la isla no había colegio. Gonzalo le dejaba muchos cuentos y a Daniel le encantaba ir a la playa a leerlos, entonces se ponía a soñar con dragones, princesas, brujas y hadas.

Siempre estaba esperando encontrarse una lámpara mágica o una alfombra voladora una espada capaz de matar dragones o una sirena, pero nunca pasaba nada y eso le ponía todavía más triste.

Un caluroso día de verano mientras soñaba como siempre, oyó un grito que venía del mar, se levantó asustado y se acercó temblando a la orilla, ¡que era aquello! Parecía un delfín, pero ¿qué hacía allí?

-¡Hola!- dijo el delfín.

-¡Hola!- respondió Daniel todavía más asustado.

Daniel pensó que seguía soñando, se pellizcó una oreja para asegurarse de que estaba despierto; se preguntó por qué hablaba aquel delfín, aquellas cosas sólo pasaba en los cuentos que tanto le gustaba leer.

Sin saber que hacer se acercó un poco más, metiéndose en el agua hasta llegar muy cerca del delfín, acariciándole le volvió a saludar.

-¡hola! Yo soy Daniel.

-¡hola! Soy Clip, siento haberte asustado, pero necesito ayuda y ya no se a quién pedírsela –respondió el delfín.

-¿Qué necesitas?, yo sólo soy un niño, no creo que pueda ayudarte —contestó Daniel.

-Claro que sí—respondió Clip.

Durante años llevo intentando que alguien me escuche y generalmente nadie parece entender lo que digo, la gente ya no cree en los cuentos.

-¿Los niños tampoco? – preguntó Daniel.

-No, ahora sólo les interesa la tele, los videojuegos y el ordenador, ya no quedan niños que les guste soñar leyendo cuentos, como haces tú – contestó Clip un poco triste.

-¿Pero nadie te escucha?, ¿solo te oigo yo? –dijo Daniel incrédulo.

-Solo una vez un marinero me respondió como has hecho tú ahora, pero creyó que se estaba volviendo loco y se marchó sin hacerme caso. En otra ocasión creí que unos niños por fin me oían y me iban a ayudar, pero fueron a buscar a su madre para hacerme una foto.
Llevo mucho tiempo buscando a alguien que consiga oírme y no salga corriendo, por eso sé que tú puedes ser mi última oportunidad –le contó Clip.

-Vale, ¿qué necesitas? ¿Que puedo hacer por ti? –Dijo Daniel.

-Necesito romper un hechizo y para ello tengo que encontrar una perla negra que perdí hace mucho tiempo en el mar, una nube blanca y unas letras que vuelen.



-¡Eso es imposible! –contestó Daniel.

-en los cuentos todo es posible Daniel, tú lo sabes mejor que yo, a ti te encanta soñar y tienes a mucha gente que te quiere, seguro que entre todos conseguís ayudarme. —dijo Clip y sin más se marchó sin despedirse.

Daniel sin creerse del todo lo ocurrido, se fue para su casa. Al llegar sus abuelos se dieron cuenta de que su nieto sonreía como nunca de que su nieto sonreía como nunca y le preguntaron que le pasaba.
Daniel no sabía si le creerían pero decidió contarles todo lo ocurrido.
Lucía y Blas que habían escuchado atentamente a Daniel y sin dudar de aquella increíble historia decidieron echar una mano a su nieto para ayudar a Clip.

-Yo mañana mismo me pondré a construir una lupa para encontrar esa perla negra –dijo Blas muy animado.

-Bien –dijo la abuela, pero todavía hay que pensar como conseguir una nube blanca y unas letras que vuelen.

A la mañana siguiente Daniel se levantó muy temprano, su abuelo ya estaba en su taller construyendo una lupa gigante. Su abuela no había dormido en toda la noche pensando en lo de la nube blanca y tenía una idea.

--Daniel, ¿qué te parece si hacemos una nube blanca con nata montada?

--¡Genial!, podría servir, ¡gracias abuela!—dijo Daniel todo ilusionado, sólo falta lo de las letras y el que más sabe de eso es el profesor Gonzalo –pensó Daniel mientras salía corriendo para ver al profesor.

Después de escuchar a Daniel, el profesor se puso a buscar en su enorme biblioteca respuestas, pero no encontraba nada. Ya cuando se estaban dando por vencidos, se rompió una hoja de un libro y salió volando por la ventana que estaba abierta. Se miraron los dos y se pusieron a reír. Esa era la respuesta.

-Haré un avión de papel con un folio en el que escribiré todas las letras del abecedario –dijo Daniel, y se puso a hacerlo.

Ya con el avión Gonzalo y Daniel fueron a casa de los abuelos para ver como iba la lupa y la nube.



Lucía tenía la cocina llena de recipientes con nata montada.

-¡Esto ya está! –entró diciendo Blas, en la cocina, cargando con una lupa más grande que él.

Parecía que lo habían conseguido, todos juntos se fueron a la playa con la lupa, la nata y el avión.

--Clip –gritaron todos juntos.

-Clip, Clip –volvieron a gritar.

En pocos minutos apareció el delfín.

-¡Hola! Ya tengo casi todo, pero todavía falta la perla, pero mi abuelo ha construido esta lupa para poder buscarla mejor –dijo Daniel.

-Muy bien, móntate encima de mí con la lupa y buscaremos juntos la perla, -contestó Clip.

Sin pensarlo Daniel cogió la lupa y juntos se alejaron de la orilla.

Apenas habían pasado un par de horas cuando Clip y Daniel regresaron a la playa con la perla negra.

-Ha sido alucinante, con esta lupa se ve todo el fondo del mar contaba Daniel mientras Clip desaparecía.

-¿Dónde está Clip? –preguntó el profesor.

-No lo sé, ni siquiera se ha despedido. –dijo Daniel.

-¡Mirad! Ahí viene nadando un niño –dijo la abuela.

-¡Hola! –dijo el niño, soy yo, Clip, el hechicero ha terminado, gracias.

Todos le miraron y le empezaron a preguntar un montón de cosas.

Clip, les contó la historia desde el principio.

-Yo soy un niño mago, que vive en el mundo de la ilusión, pero ahora que los niños están dejando de leer, necesitábamos más letras para seguir escribiendo cuentos y yo fui a buscarlos; la perla era mi amuleto, pero la perdí y una bruja me convirtió en delfín, así que no podía regresar a mi país.

-¿Qué harás ahora? –dijo el abuelo.

-Regresaré con las letras que vuelan en ese avión, contestó Clip.

-Pero ¿cómo irás? –preguntó Daniel.

-Para eso es la nube, la utilizaré como medio de transporte, -contestó Clip, mientras se montaba en la nube –Daniel ven conmigo, te enseñaré mi mundo, podrás ir y venir cuando quieras, además en el mundo de la ilusión hay muchos niños con los que podrás jugar.

A Daniel, le encantó el país de Clip. Todas las tardes después de estudiar, iba e una nube blanca a visitar a todos sus nuevos amigos.

Ya nunca más estará triste.

!fin!

A PROPOSITO DEL CONSEJO ESCOLAR

Hola a tod@s estos dias se votara para elegir miembro para el consejo escolar me parece que no hara falta votaciones pues la participacion ha sido nula no tenemos muchos tutores que se quieran mojar un poquito por nuestros hij@s bueno dicen que lo que se siembra se recoje esperaremos a que caiga el mana del cielo.
CONSEJO ESCOLAR
VOTOS DE PADRES DE ALUMNOS
Carmen Arias Torre 26 votos
Carmen Serrano Luque 25 votos
Alfonso Velez Goicoechea 19 votos
Cesar Gomez Revilla 15 votos
TOTAL VOTOS
votos emitidos 46
votos validos 46
votos en blanco 0
votos nulos 0
VOTOS DE ALUMNOS
Samantha Hazas 72 votos
Tatiana Zalaya 54 votos
TOTAL VOTOS
votos emitidos 136
votos validos 125
votos en blanco 2
votos nulos 9